domingo, octubre 23, 2005

Una tarde con la abuela


Hace unos meses una abuela se sentó a mi lado en la parada del bus. Me preguntó si ese autobús llevaba al barrio del Actur. Le dije que sí, que ese era mi barrio y que yo iba para allí, y nos pusimos a hablar. En el viaje me regaló una piruleta ( ¿será que aún tengo cara de niña?) y me estuvo contando su vida , la de sus sobrinos y la de su marido. Su marido estaba en una residencia ( casualmente.. en la que yo hice prácticas) pero era carísima y no podía pagarla, así que había concertado una visita con la directora de otra residencia ( casualmente…la residencia que estaba en mi calle). Bajamos del autobús y la acompañé hasta la residencia. De camino me contó que su marido, hacía unos meses en unas vacaciones, se había quedado medio paralizado ( digo yo que le daría un infarto cerebral o algo asi) que ya no podía hacer casi nada por sí mismo, y que ella no podía bañarle ni trasladarle de un sitio a otro ella sola, y por eso lo llevaba a una residencia. Una vez en la puerta de la resi, me dijo que si quería entrar con ella. Como no tenía nada que hacer y además ya le estaba cogiendo cariño a la abuela, le dije que sí. Tuvimos que esperar unos 15 minutos hasta que la directora llegó… rato en el cual le dio tiempo a contarme como había conocido a su marido y más historias de esas familiares. Cuando la directora llegó, la abuela me presentó como una familiar suya, y además añadió: esta chica es enfermera! Aver si la contratáis! A lo que la directora me contestó: pásate cuando quieras, en unos meses vamos a necesitar gente…
Estuvimos como una hora dentro….la directora nos enseñó la residencia, las habitaciones, el comedor, el gimnasio y las vistas al parque. A todo esto la abuela me trataba como si fuera su nieta de toda la vida, y me pedía todo rato opinión: tu lo ves bien no?? Te parece bonita la habitación?
El precio, era más barato que la residencia en la que estaba su marido, así que la abuela salió muy contenta. La acompañé hasta la parada del autobús para que no se perdiera por el barrio, y me dio una tarjeta con su nombre y dirección.. “Ven a verme cuando quieras y te hago un café”…
Que abuelica mas maja….
Me encantan estas situaciones, y esas personas que te sorprenden y te sacan un poco de la rutina diaria…
Creo que un día iré a verla.

1 comentarios:

Niri dijo...

jajajajajajajaja, me he partido leyendo cada una d e tus respuestas en cada uno de mis posts jajajaj
y oyyeee lo de la verificacion d la palabra es pa k no m pongan publi, hay otra forma d hacerlo sin k salga esa rayada??